domingo, 6 de mayo de 2018

ALMUDENA GRANDES, EN LA FERIA DEL LIBRO 2018



A la espera...
El pasado día 3, tuvo lugar la ceremonia de apertura de la Feria del Libro 2018, de Sevilla, con el pregón a cargo de Almudena Grandes,  bajo el sugerente título "La conquista de una mirada".
El discurso de Almudena, como nos tiene acostumbrados, resultó ameno, ágil y didáctico y fue un gustazo escucharla desde la cercanía de un sillón, desdeñando el académico atril que quedó arrinconado en una esquina del escenario.
Alabó en primer lugar, la organización de la Feria, la cantidad de actividades programadas, el protagonismo  femenino en la misma y el acierto de la ubicación en la plaza, el ágora, llena de libros y de gente.
Para defender el papel de las mujeres escritoras desde el principio de los tiempos, se remontó al imperio japonés en el s. XI, en el que vivió Murasaki Shikibu, autora de la considerada primera novela de la historia, Genji Monogatari, en la que la autora describe el prototipo de príncipe ideal, tachada a veces de machista puesto que el príncipe educaba a niñas desde muy pequeñas para que llegaran a ser sus favoritas.
Hasta las escritoras románticas del s. XIX, las obras tenían que ser firmadas como hombres, No es hasta la primera mitad del s. XX, cuando las escritoras reivindican un punto de vista propio, una mirada femenina. Bajo ese prisma, la escritura femenina tiene género porque el mundo es distinto según lo mire un hombre o una mujer y no se puede calificar a la literatura femenina como un subgénero.
En cuanto a su trayectoria personal, la divide en dos etapas: a partir de el la edición de su primera novela, ganadora del I Premio Sonrisa Vertical, "Las edades de Lulú" (1989), escribe cinco obras seguidas, testimoniales, que las agrupa como "libros de la chica de la movida", donde refleja los conflictos de identidad de la generación de mujeres a la que pertenece y que le parecen más interesantes que los hombres.
La segunda etapa, es la de los trabajos dedicados a la memoria histórica. Aquí reflexiona sobre la educación y falta de derechos de las mujeres de la generación  de la posguerra y la lucha de la suya por conseguirlos. A partir de El corazón helado, a su grupo de lectoras incondicionales, se fueron uniendo hombres interesados por sus historias.
Las dificultades y discriminaciones de las mujeres escritoras existen aunque en los últimos años se han dado a conocer muchas jóvenes que lo hacen en español y que escriben con libertad y sin autocensura.
Bajo su punto de vista, donde queda mucho camino por recorrer, es en el capítulo de los reconocimientos: calles con nomenclatura en femenino, plazas en academias, premios...
Por último, como la finalidad de los pregones de ferias de libros deben animar a leer, pedía, a ser posible, que en la que se está celebrando en Sevilla, se adquiera algún libro de autora mujer.







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