jueves, 28 de febrero de 2019

"ANDALUCÍA ES MI TIERRA: YO SOY DEL SUR"


En el "Día de Andalucía", me gustaría recomendar el libro de Juan Eslava Galán, Viaje por el Guadalquivir y su historia, en el que nos invita a realizar un viaje extraordinario por nuestro río grande y los acontecimientos que, durante tres milenios, han ido sucediendo en sus cercanías.

"Los lectores y amigos que me siguen habrán notado que mis intereses dominantes son la historia, especialmente la de la gente corriente que no parece hacer historia; la arqueología, en su capacidad de iluminar la vida de esa gente corriente, y el misterio en su más amplia acepción, que abarca desde las creencias de la Humanidad (religión, mitos) hasta la sima insondable que es el alma humana, nunca suficientemente explicada. Quizá leemos o escribimos para conocernos o comprendernos, no lo sé..."
                                                               
                                                                                                  (Juan Eslava Galán)



CAPÍTULO 1 

QUE TRATA DEL DESCUBRIMIENTO DEL GUADALQUIVIR 

Hace algunos años asistí a una charla sobre los descubrimientos de miembros de la Royal Geographical Society en África. Por los labios del erudito conferenciante desfilaban lagos, ríos, montañas, cordilleras, desiertos descubiertos por este o aquel explorador en tal año y en tales circunstancias. No le quedó un rincón del continente africano por descubrir. En el turno del público un estudiante negro, o subsahariano como ahora se dice, levantó la mano y dijo:

—Quisiera precisar, en el mismo orden de cosas, que mi bisabuelo Mnomgo descubrió el puente de Londres en 1896.

 En la intervención del bantú había, como se ve, una crítica a la tradición eurocéntrica de la Historia, la misma que nos permite afirmar que Colón descubrió América el 12 de octubre de 1492 y Vasco Núñez de Balboa el Océano Pacífico el 25 de septiembre de 1513. 

Incidiendo en el mismo pecado eurocéntrico, del que, a nuestro juicio, no hay por qué arrepentirse, nos preguntamos: ¿cuándo y quién descubrió el Guadalquivir?

Al igual que América y que el océano Pacífico, el Guadalquivir existía desde la formación de la Tierra o, si queremos ser precisos, desde que se creó la depresión bética en el Neógeno (entre fines del periodo terciario y a lo largo del cuaternario). 

Al igual que América y que el Pacífico, las riberas del Guadalquivir estaban pobladas por indígenas más o menos felices, pero ¿quién y cuándo colocó en la Historia al río grande (يداولا ريبكلا al-wādi al-kabīr)? 

Dicho de otro modo, ¿quién lo mencionó por primera vez y legó el conocimiento de su existencia a las generaciones posteriores, a nosotros, a usted que lee y a este que escribe? 

No tenemos una fecha ni un nombre a los que podamos acudir con absoluta certeza, pero seguramente no andamos muy alejados de la verdad si decimos que al Guadalquivir debieron descubrirlo los fenicios en torno al año 1000 antes de nuestra era, quizá en competencia con los micénicos.

Fenicios fueron, en efecto, los primeros exploradores históricos que llegaron al sur de Andalucía, y como venían en busca de metales y eran excelentes navegantes hay que concluir que remontarían el Guadalquivir, que es un río además de navegable de raíces argénteas, o dicho más llanamente, que en su nacimiento abunda la plata (y otros metales). No obstante, con ser los inventores del alfabeto, los fenicios no dejaron ningún testimonio de ese descubrimiento que haya llegado  hasta nosotros (los romanos destruyeron casi todo lo que les olía a púnico).

 Las primeras noticias históricas de la existencia del Guadalquivir corresponden a sus competidores los griegos, que unos tres siglos después se apropiaron del mérito de haber descubierto aquellas tierras. 

Cuenta el historiador Heródoto que un mercader jonio llamado Coleo de Samos, que hacía la ruta entre Grecia y Egipto, se vio sorprendido por una borrasca. Durante seis días con sus noches la frágil nave estuvo a merced de los vientos afeliotas. Cuando la tormenta amainó, Coleo descubrió con asombro que habían rebasado las Columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar), las dos montañas que señalaban los confines del mundo. 

Acabamos de decir que los fenicios precedieron a los griegos en la exploración de estos confines. Seguramente ellos erigieron un templo a su dios Melkart en el estrecho de Gibraltar, en el que realizaban sacrificios propiciatorios para asegurarse una feliz navegación. Los dos pilares de bronce, de unos ocho metros de altura, que solían franquear la entrada de los templos fenicios (por influencia de los pilonos de los templos egipcios),son las que más tarde darían lugar a la denominación «Columnas de Melkart» que los griegos transformaron en «Columnas de Hércules». 

Las Columnas de Hércules eran Calpe (actual Gibraltar) y Abila (actual monte Musa, en Marruecos). Los griegos creían que África y Europa habían estado unidas por una cordillera hasta que su héroe Hércules, famoso por su fuerza y por sus trabajos, separó estas montañas permitiendo que las aguas del océano irrumpieran en la cuenca que hoy conocemos como mar Mediterráneo (Pomponio Mela, Corografía, 15, 27). Como casi siempre, el mito y la poesía se adelantan a la ciencia porque, en efecto, «en su formación, el valle del Guadalquivir es un territorio liberado tectónicamente de África, regalo de las fuerzas telúricas a Europa».

¿Qué había venido a hacer Hércules en este confín del mundo?

Hércules, temprano practicante de la violencia de género, había asesinado en un pronto a su esposa, a dos de sus hijos y a dos sobrinos. Cinco muertos en una tacada. Como penitencia por tan horrible crimen, la sibila de Delfos, una adivina a la que los griegos acudían para conocer el futuro y la voluntad de los dioses, lo condenó a realizar los doce trabajos que le encomendara Euristeo, su peor enemigo.

 Hércules peregrinó al ignoto Occidente para realizar dos de esos trabajos: robar los bueyes de Gerión y sustraer las manzanas doradas del Jardín de las Hespérides, que aseguraban la inmortalidad a su poseedor. Dos empresas nada fáciles porque Gerión era un gigante con tres cuerpos que resultó complicado de matar y las manzanas estaban vigiladas por tres ninfas celosas y un diligente dragón.

 Regresemos a Coleo de Samos, al que dejamos perplejo frente a la costa andaluza, contemplando aquella invitadora franja verde y arbolada, con playas de doradas arenas bajo un limpio cielo azul. En alguna parte de aquella costa estaba el jardín de las manzanas doradas, o sea, la inmortalidad, pero, por otra parte, para llegar a él había que arrostrar el peligro de enfrentarse con gigantes como Gerión y con el temible dragón que vigilaba el huerto. 

Ambicioso pero cauto, aquí tenemos a Coleo indeciso entre regresar a su mundo cotidiano, el griego, o arriesgarse a explorar este mundo nuevo  que hasta ese momento solo existía en el mito. 

Quizá la necesidad pudo más que la tentación. Una nave tan baqueteada por la tormenta necesitaba reparaciones, y su tripulación agua y descanso. Coleo decidió desembarcar en la tierra ignota.

Imaginemos una trirreme griega embarrancando en una playa de finas arenas doradas. Para sorpresa de Coleo aquella tierra está poblada por unos nativos hospitalarios e ingenuos que a cambio de la pacotilla griega que lleva a bordo le llenan la bodega de plata, cobre y estaño. Imaginemos la escena  tantas tantas veces repetida a lo largo de la historia: el ávido mercader pregunta al indígena por la procedencia de la preciada mercadería y el indígena le indica por se ñas un lugar tierra adentro al tiempo que pronuncia la mágica palabra: Tarteso, como suena en griego (Τάρτησσος)), o Tarshish (תַּרְשִׁשי) como suena en el hebreo de la Biblia.8 ¿Qué era Tarteso? Probablemente un reino de imprecisos límites sucesor de las culturas megalítica y argárica florecidas en la zona. Si ese reino se articulaba en torno al Guadalquivir, como parece, es razonable suponer que ese fuera el nombre del río.


 




domingo, 24 de febrero de 2019

LA CASA DEL TÍTERE


"Encuentro en mis padres los antecedentes de mi vocación por el teatro y las marionetas. En verano, a la hora de la siesta (...), Encarnita, que así le gustaba a mi madre que la llamaran, desvelaba a la niña que llevaba dentro y, aprovechando el foco del sol, proyectaba sombras chinescas con sus manos.(...)


La Casa del Títere, es un espacio lúdico y cultural, situado en el almacén de la antigua estación de ferrocarril de nuestro pueblo, en donde niños y mayores pueden conocer y practicar el arte de las marionetas. Ha sido diseñado por profesionales del mundo del espectáculo y de la educación, está adaptada a diversos niveles de madurez y aporta al proceso educativo un recurso de expresión y comunicación único, como es el que proporcionan los títeres.

"A las fiestas del pueblo llegó un año una barraca de autómatas.                Entrar en un lugar en donde había muñecos que parecían tener  vida propia era mágico para un niño de poco más de cuatro años (...) 

Nuestro grupo de lectura, amablemente invitado por Pepe y Luisa, participó en un recorrido por la sala del museo que alberga reproducciones de títeres antiguos y de  una amplia selección de países y recibió información de cómo han ido evolucionando a lo largo del tiempo."

" (...) Como íbamos a fabricar muñecos y decorados, pensamos que seríamos una factoría (...): "La Factoría de Trapo" o "Factoría de Trapos" y fue este último con el que nos hemos dado a conocer hasta el día de hoy (...)".

Asistimos a una función en la que nos trasladó al pasado, y compartimos un espacio mágico, que nos emocionó por momentos, viendo la pasión con la que trabajan, dos grandes profesionales, donde el sentimiento es tan sincero que contagia. 

"Desde el principio, "La Casa del Títere" recibió muchas visitas (...). La exposición la enfocamos como un recorrido a través de la historia de la marioneta, Teníamos  documentación con fotos de muñecos articulados de egipcios, griegos y romanos. A partir de este material, realizamos recreaciones para nuestro museo. (,,,)"

Atentos a cualquier consulta, nos proporcionaron toda la información que íbamos demandando consiguiendo que la visita fuera didáctica y divertida.


¡Gracias, Pepe y Luisa, por contribuir de manera tan importante a la cultura, entretenimiento e ilusión de peques y mayores de nuestro pueblo.

domingo, 17 de febrero de 2019

"ESTOS DÍAS AZULES Y ESTE SOL DE LA INFANCIA..."

 Tumba de Antonio Machado
80 aniversario de la muerte de Antonio Machado


  1. Cuando a finales del 36, Rafael Aberti le instó a abandonar Madrid ante la ofensiva de los nacionales, comenzó para Antonio Machado una huida que lo llevó por diversos lugares de la geografía española, hasta que el 28 de enero de 1939,  acompañado de su madre, su hermano José y la esposa de este y el escritor Corpus Barga, llegaron a la estación de ferrocarril de Collioure, localidad situada a unos 50 Km. de La Jonquera.

Azulejo de la tumba





El jefe de estación les indicó la dirección de un modesto hotel, el Bougnol-Quintana, mientras observaba como José ayudaba a su hermano a caminar ya que parecía enfermo así como la madre a la que Corpus Barga tuvo que coger en brazos. 




Calle dedicada al poeta

En el hotel, esperaban que les llegaría una ayuda que nunca se produjo. El 22 de febrero, parece ser que a causa de  un enfisema producido por su adicción al tabaco, muere en el hotel donde se alojaba y tres días más tarde, muere también, su madre.



Los dos se encuentran enterrados en una humilde tumba del cementerio de la pintoresca población, que se ha convertido en lugar de peregrinación de los amantes de su  poesía.

“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.” 

Para conmemorar el octogésimo aniversario, se están programando diversos actos en los lugares en los que desarrolló su labor profesional y literaria.

En Sevilla, su ciudad natal, destacan la programación de La Casa de los Poetas en la que los días 20 y 21, se celebrarán conferencias sobre la figura y obra del autor, la lectura pública de poemas en la calle Dueñas, al lado del lugar donde nació o la exposición del legado de los hermanos Machado en la Fundación Unicaja.
Azulejo de la calle Dueñas (Sevilla)








jueves, 14 de febrero de 2019

PARA SAN VALENTÍN, UN LIBRO


                     EL PROFETA

Amaos el uno al otro, mas no hagáis del

amor una prisión:
Es preferible que sea un inquieto mar entre
las playas de vuestras almas.
Llenad el uno al otro la copa, mas no bebáis
de una sola.
De vuestro pan convidaos, empero, no comáis
de la misma hogaza.
Cantad y danzad juntos, y sed alegres, pero
dejad que cada uno esté solo,
como lo están las cuerdas de un laúd, a pesar
de estremecerse con la misma música.
Ofreceos el corazón, pero que cada cual
sea su fiel guardián,
porque únicamente la mano de la Vida puede
contener vuestros corazones.
Y erguíos juntos, mas no muy próximos:
Las columnas del templo se plantan firmes y
separadas,
Y el encino y el ciprés no crecen uno a la
sombra del otro.


Gibran Jalil Gibran  (Líbano, 1883 - Nueva York, 1931)

Poeta, pintor, novelista y ensayista.
Emigró con su familia a los 11 años a Estados Unidos en búsqueda de una vida mejor y allí vivió durante más de 20 años aunque regresó en varias ocasiones a su país natal y también residió en París.

Compaginó la escritura con la pintura. La mayor parte de su obra está escrita en inglés aunque también utilizó el árabe.

Su libro más conocido es El Profeta, compuesto de veintiséis ensayos poéticos. El éxito de esta obra fue inmediato y se prolongó en el tiempo, hasta nuestros días, habiendo sido traducido a más de cuarenta idiomas. La primera edición estaba ilustrada con sus propios dibujos.

OBRAS PRINCIPALES:

- El profeta
- Tesoro espiritual