lunes, 14 de enero de 2019

PERIPECIAS DE UN MUERTO







D. Juan de Austria, de Pantoja
A raíz de la lectura del último libro en el club, El bello ojo de la tuerta, anotamos anécdotas acaecidas en la figura de uno de los personajes, D, Juan de Austria, que aparecía en segundo plano en la trama de la historia y que nos han parecido interesantes.

Después de los importantes servicios que D. Juan de Austria había proporcionado a la corona, se le había trasladado a Flandes donde murió  de manera  no muy clara, con  poco mas de treinta años.

Aunque se han escrito múltiples libros sobre su figura, los historiadores no se ponen de acuerdo en cual fue la causa principal que lo llevó a la sepultura. Algunos opinan (Guillermo de Orange, por ejemplo, en su obra Apología), que fue envenenado por orden de su hemanastro, Felipe II.

La mayoría de cronistas coincide en que se debió a un tifus o tabardillo, dolencia común en tiempos de guerra en donde la falta de higiene y la mala alimentación son grandes.

Otros opinan que, tal vez, la muerte se debiera a algo que, de haberse hecho público, hubiera perjudicado  la idealización de la figura del héroe de Lepanto: las hemorroides. D. Juan las padecía, al igual que su padre Carlos V, pues ambos habían pasado mucho tiempo a lomos de un caballo.Según el médico inglés Mac Laurin, lo que le llevó a la tumba fue la unión del tifus junto a unas almorranas mal curadas. 

El testimonio que más verosimilitud nos proporciona es el de Dionisio Daza Chacón, médico personal de D. Juan durante la batalla de Lepanto, que en su obra Práctica y teórica de cirugía, que la muerte de su paciente fue debida a una chapuza que hicieron otros colegas al intentar extirparle unas almorranas bastantes grandes en contra de su opinión:
"El remedio de las sanguijuelas, al ser antinflamatorias y anestésicas,  es muy mejor  y más seguro que el rajarlas ni abrirlas con lanceta porque, al rajarlas algunas veces se vienen a hacer llagas muy corrosivas, y de abrirlas con lanceta, lo más común es quedar con fístula y alguna vez es causa de repentina muerte, como aconteció al serenísimo don Juan de Austria, el cual, después de tantas victorias (...) vino a morir miserablemente a manos de médicos y cirujanos, porque consultaron y muy mal darle una lancetada en una almorrana. Dieron la lancetada y sucedióle luego un flujo de sangre tan bravo que con hacerle todos los remedios posibles dentro de cuatro horas dio su alma a su creador, cosa digna y de gran lástima. Si yo hubiera estado en su servicio, no se hiciera un yerro tan grande como se hizo".

Al cadáver, se le practicó auptosia sobre la que el doctor Ramírez escribió: " nos encontramos el cuerpo negro y verde con manchas azules en pies y brazos, cerebro seco y corazón arrugado y marchito"-


 Sepulcro de D. Juan de Austria
Después de embalsamado, se enterró en Namur. Cinco meses  más tarde, para cumplir la última voluntad del difunto de que lo enterraran en España junto a su padre, se exhumó y para que el traslado fuera disimulado porque tenían que pasar por territorio enemigo, el cuerpo fue cortado en tres partes.Tronco cabeza y brazos en un saco; piernas hasta rodillas en otro y de rodillas a ingles, en otro. Cada saco, se introdujo en una caja.

Así, se desplazaron de Namur a  Nantes y de aquí, en barco hasta Santander y a continuación, a la  abadía de santa María de Párraces, cerca de Segovia, para recomponerlo cosiendo con hilo de oro cada uno de los trozos y lo introdujeron en un féretro, ya con todos los honores correspondientes.

Fue trasladado al monasterio de El Escorial en donde se le enterró definitivamente en un hermoso sarcófago de mármol blanco cargado de simbología: los guantes de la armadura se encuentran a los lados de la estatua yacente porque no murió en batalla y las manos que agarran la espada sobre el pecho, lucen dieciséis anillos, según la leyenda, uno por cada novia que tuvo. Esa misma leyenda dice que solo una vez fue profanada la tumba cuando Gonzalo de Vargas, tercer duque de Feria, lo forzó a escondidas para colocar un anillo de bodas por parte de su hermana, Blanca de Vargas, a la que le había prometido matrimonio sin cumplir dicha promesa.

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