LA HISTORIA DEL GUERNICA DE PICASSO
En el programa "Documentos RNE" del 28 de abril de 2012, se cuenta la gestación y posterior exilio del Guernica hasta su
recuperación el 10de septiembre de 1981.
Intervienen diversos especialistas en la obra de Picasso y se escuchan documentos históricos con las
voces del pintor, Dora Maar, Josep Renau y otros.
Me ha parecido muy interesante la participación de José Bergamín, editor y escritor de la Generación del 27, amigo del artista. Os la transcribo a ver que os parece y si os interesa, ya sabéis que podéis escuchar la emisión completa a través de los postcast de RNE.
"Una mañana de 1937, estando
yo en París, recibo una llamada de teléfono urgente en la que se me pide que vaya al taller de
Picasso porque se trataba de algo muy grave. Picasso había terminado de pintar
el Guernica. En aquellos días iba a entregarlo a la Exposición de París.
El cuadro, tal como aparecía
ante nuestros ojos era una explosión trágica, una explosión de cólera, de furia
y era la captación de ese instante, pero de una manera tan directa, tan
desnuda, tan pura, tan absoluta, que allí no había ya decoración ninguna, no
había anécdota ninguna, sino que la anécdota era su propia categoría. Temíamos todos
que al intentar dar color, perdiera esa fuerza que tenía como de una fotografía
sobrenatural. Esa fuerza que le da el grabado; que le da la litografía.
Y empezó, poco a poco, a ir
quitando papeles de colores; dejando unos, quitando otros. De nosotros, nadie
decía nada. Él, tampoco. La operación se hacía en un gran silencio.

Yo me apresuré y efectivamente, era muy grave. Se trataba de lo siguiente: yo había asistido a todas las
sesiones en las que Dora Mar, fotografiaba el Guernica en su evolución pictórica conforme se
iba pintando de modo que yo había visto nacer y hacerse el Guernica, ya digo,
que casi con una continuidad diaria.
El Guernica aparecía ya ante nuestros ojos,
completamente terminado y tal y como en definitiva quedó, es decir, negros y
blancos tristes, y era, dijo Picasso, como un grabado gigantesco, como una
litografía agrandada. Aquello le hizo meditar, tal vez, a Picasso, que podría
resultar demasiado frío, aunque era un frío “ardoroso”, un frío "en llamas"; pero
pensó que debería intentar darle color y efectivamente, iba a hacerlo y esta
era la gravedad para la que se me llamaba.

Y ante la decisión de
Picasso , creo que fue Dora Mar misma o no sé quién, tuvo una ocurrencia genial
que fue proponerle a Picasso, que antes de meterle el pincel, hiciese una prueba
de color para lo cual bastaba recortar papeles de seda coloreados, y ponerlos
sobre las figuras y ver qué efecto hacían.
Inmediatamente, el arlequín
interno de Picasso, se encontró feliz con esa pirueta y al mismo tiempo, no se
arriesgaba a la destrucción de su cuadro.
Todos, todos, intervinimos
en recortar papeles de colores y se iban poniendo. Iba colocando Picasso los colores conforme los
iba pidiendo, aquí y allá.
El resultado final fue una
mascarada, pero una mascarada indecente. Verdaderamente, lo destruía y hacía
desaparecer el cuadro.
Ante esa evidencia, nada más
que aproximada, como un ensayo general pero eso bastó para que Picasso se diera
cuenta de que aquello era una atrocidad.

Nosotros íbamos notando que
la cosa iba bien porque iba quitando papeles y papeles. Total, que quitó todos
los papeles de colores menos uno solo que era una lágrima que había recortado
él, una lágrima roja, una lágrima de sangre y que él colocaba en la cara de
todas las figuras, la fue probando en los ojos de cada una de las figuras. Y
entonces, me dijo a mí:
-
Esta
lágrima la vamos a conservar y cuando el Guernica esté ya instalado en el
Pabellón de España, todos los viernes, tú te encargarás de colocar la lágrima
donde a ti te parezca mejor, siempre en el ojo de una de las figuras.
El
caso es, que el Guernica se había salvado".